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Mendoza Vida cotidiana 

Cómo está hoy la moza a la que un cliente le revoleó un vaso en la cabeza en la Arístides 

Agustina Tramontana, la joven que recibió un golpe en la cabeza con un vaso que le lanzó un hombre en el bar en donde trabajaba, todavía no está bien de salud. Su historia puso en debate el trato que reciben los empleados gastronómicos y cuáles son las medidas para su protección.

Miercoles, 9 de Agosto de 2023

* Por Cecilia Corradetti


Como si el tiempo no hubiese transcurrido, angustiada y estancada con su proyecto de vida. Así se muestra Agustina Tramontana (20) la joven que se desempeñaba como moza en un bar de la calle Arístides Villanueva hasta la madrugada del 14 de marzo, cuando fue víctima de acosos y un ataque físico por parte de José Luis Pericoli.

La gran cantidad de medicación que debe tomar para descansar la llevó en las últimas horas a sufrir una intoxicación aguda, dijo, en diálogo con ADN País.

“Estoy estancada, no estoy bien psicológicamente, creía que había avanzado y no fue así, todo fue para atrás, siento miedo al salir a la calle y estar en contacto con gente, sufro ataques de pánico y también me inquieta saber que mi agresor está suelto y que la exposición pública puede llevarme a represalias”, sostuvo.

Sin alejarse jamás de su perro Logan, soporte emocional y compañía psicológica, Agustina se refugia en su familia, formada por sus padres y dos hermanos, y su novio Braian. Transcurre la mayor parte del día en su casa de Guaymallén.

“Mi vida dio un vuelco aquel 14 de marzo y desde entonces nada fue igual. Estaba por irme a Buenos Aires a cumplir mi sueño en el Ejército Argentino, donde había sido admitida luego de muchos requisitos y debieron darme de baja porque ya no cumplo con el apto psicológico. Estoy en pleno tratamiento psiquiátrico”, relató.

Más allá de las secuelas emocionales que causó el episodio, su oído izquierdo no volvió a recuperarse. “Estoy sorda y a la espera de nuevos resultados para saber si podré operarme”, indicó.

“Más allá de todo, el miedo siempre está. Ya no me gusta estar en contacto con gente y si bien tengo una perimetral con mi agresor, dispuesto por el juzgado, nunca se sabe cómo puede actuar”, manifestó.

Agustina dijo que fue indemnizada por el dueño del local donde atendía, también a pedido de la Justicia.


“Eso me ayudó a afrontar los gastos médicos, que no son pocos. Lo que más me afecta es la parte psicológica. Claro que tengo mis cicatrices y no me gusta mirarme al espejo. Las pocas fotos que tengo son todas tomadas del otro costado”, agregó.


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De izquierda a derecha: José Luis Pericoli que condenado en un juicio abreviado. Estaba con su amigo, Carlos Angulo, quien quedó totalmente desvinculado del hecho.


“¿Qué siento? Miedo e impotencia. No siento que evolucioné y por eso estoy luchando por la Ley Agustina, ya que sigue estancada y ayudaría a un montón de gente”, reflexionó.

Dicha ley apunta a la violencia en locales gastronómicos. La iniciativa ya fue presentada en la Cámara Alta y tiene dos lineamientos, uno preventivo y otro punitivo, con endurecimiento en sanciones por acoso sexual a las trabajadoras.

“La ley tiene que salir, no debe haber otra Agustina”, dijo la chica que sufrió un golpe con un vaso de vidrio que la llevaron a aplicarle 20 puntos de sutura en la cabeza y su rostro. También perdió la escucha del oído izquierdo.

De este modo la iniciativa busca exigir a los locales comerciales que se informe específicamente a los clientes que el acoso sexual a mozas y demás trabajadoras, es una contravención y por lo tanto puede ser denunciable.

   En una anterior entrevista con ADN País, la chica había dicho que tenía la vida planeada y todo se le dio vuelta. 

   “Lo peor es que me costó muchísimo llegar a donde estaba y ahora debo empezar de cero", se lamentó.


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Agustina tras la agresión que sufrió en el bar donde era moza.



    El 14 de marzo pasado, alrededor de las 2 de la mañana, llegaron tres hombres a “Maldito Perro”, situado en Arístides. Subieron a la terraza, Agustina los atendió, pidieron cerveza y luego comenzaron a acosarla. Más tarde se sentaron en una mesa en la vereda.

   "Fui a cobrarles y dijeron que ya habían pagado. No era cierto. El encargado se acercó, les reclamó el pago y volvieron a pedirle bebidas. Pero no quiso seguir atendiéndolos, ya cerrábamos el bar", recordó la chica en declaraciones periodísticas, días después.

 La discusión fue elevando el tono y los clientes querían irse con un vaso de vidrio. El encargado pidió que pagaran y lo dejaran. Allí comenzó la pelea, primero con él y luego entre otras personas que estaban en el lugar.

 Fue allí cuando uno de ellos le tiró el vaso en la cara a Agustina. Horas después de lo sucedido contó que tiene más de veinte puntos en la cara, cejas, mejilla y parte de la cabeza.